¿Por ser un humano no puedo acabar con el?
¿Por ser de mi sangre no puedo matarlo?
Si puedes... pero te lo impiden
la ètica de la sociedad y la tuya propia,
hasta que la locura la enborrone
y cumplas tu sangriento deseo...
Por suerte aparece Él,
con unas manos que acarician, no golpean.
Un cálido pecho que resiste miles de lagrimas,
y unos brazos que envuelven
hasta el ultimo rincón de tu alma.
Esta noche, no tendré pesadillas...
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